miércoles, 18 de julio de 2012

Tú, mi puercoespín


Tú, mi puercoespín
el que a primera vista es dañino,
el que aparenta ser malo,
el que en el fondo es tiernamente abrazable
al que a pesar de haberme incado lo sigo buscando.
Tus pequeñas espinas alguna vez se me clavaron en el corazón,
pero fuíste tú, quién con una sonrisa las quitó sin ocasionar dolor,
tú mi puercoespín,
el de la sonrisa coqueta,
el de los cachetes redondos,
el que con su indiferencia me vuelve de piedra,
y con una sonrisa me convierte en arena.
Tú mi puercoespín,
tu quién un día haces que te odie
y que al otro te quiera sin límites,
tú, el que me está matando,
el que con sus espinas de indiferencia me ahuyenta,
el que se aleja,
el que con su silencio ensordece mi alma,
el que con sus esquivas miradas me mata. 
Tú, mi puercoespín
sabes que aún sigo aquí
sabes que daría todo por tí,
pero recuerda, todo tiene su fin,
porque quién pregunta y no recibe respuesta, se va.

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